8 curiosidades esenciales sobre el calendario que estás usando (y deberías saber)

8 curiosidades esenciales sobre el calendario que estás usando (y deberías saber) 1

Miramos y usamos cada día los calendarios. Rigen nuestras vidas, que son contadas en años. Nuestros signos del zodiaco y nuestras estaciones. No sólo son prácticos, son esenciales y sin embargo, muy pocos conocen algunos detalles esenciales de cómo fue creado y cómo evolucionó hasta ser el calendario que todos conocemos:

__ ¿Qué descubrirás en este post? __

1. ¿Por qué se llama Calendario?

Caledario proviene de “calendas”, una palabra cuyo origen la encontramos en la Antigua Roma y que hacían referencia al primer día del mes en el calendario romano. Otro nombre peculiar y vinculado al calendario original son “las nonas”, que representaban el quinto día de cada mes y “los idus”, que eran el día trece de cada mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre, en los que eran el día quince.

2. ¿De dónde vienen los nombres de los meses?

Los diez meses se denominaban de la siguiente manera:
Martius (marzo): Primer mes del año, en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma.
Aprilis (abril): Dedicado a Apru (Venus), diosa etrusca. Los etruscos tuvieron gran influencia en Roma. Otra hipótesis se refiere a la llegada de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
Maius (mayo): Llamado así por Maya, madre de Hermes, diosa de la fertilidad.
Iunius (junio): Dedicado a Juno.
Quintilis (julio): Quinto mes. Tras la muerte de Julio César y por iniciativa de Marco Antonio el mes Quintilis, pasó a llamarse Julius (julio).
Sextilis (agosto): Sexto. Por Octavio Augusto, el mes de Sextilis pasó a llamarse Augustus (agosto). De hecho, al ser mes par tenía 30 días pero, pero para no estar en inferioridad con Julio Cesar, se le restó otro día a febrero y se añadió a ese mes.
Septembris (septiembre): Séptimo.
Octobris (octubre): Octavo.
Novembris (noviembre): Noveno.
Decembris (diciembre): Décimo.

Supongo que te has llevado la primera sorpresa: diciembre no proviene de doce, sino de diez. Otra de las curiosidades es que al principio, el primer mes del año no era enero sino marzo, ya que correspondía al inicio de la primera y por tanto, del ciclo de la vida.

3. ¿Qué dos meses se incorporaron más tarde?

El calendario no siempre tuvo doce meses. Esta modalidad la impuso Numa Pompilio, segundo rey de Roma entre el siglo VIII y siglo VII a.C. Y no fue por simple capricho. Metió dos meses más al calendario de diez meses inicial para intentar compensar el desfase entre las fechas y las estaciones. Esta modificación permitía ajustar más el calendario anual al ciclo solar. A estos dos nuevos meses se les denominó: Ianuarius (enero), en honor a Jano, y Februarius (febrero), en honor a Februus (o Plutón) dios de la purificación con el que en principio, acabarían los primeros años del calendario solar ya que Marzo seguía siendo el primer mes y Febrero el último.

No fue hasta el año 153 a. C. cuando por fin se estableció el comienzo del año en el 1 de enero. ¿Cómo acabó enero siendo el primer mes del año? Cuando las campañas militares romanas le quitaron el protagonismo a la naturaleza y sus ciclos de siembra y cultivo, enero empezó a ser un mes estratégicamente más interesante que marzo. El motivo es a mediados del siglo II a. C. era importante contar con el nombramiento de cónsules semanas antes del inicio del año ya que los destinos se encontraban lejos de Roma (en concreto, en Hispania). Es decir, que colaron dos meses antes de marzo.

En eso, la ciudad española de Numancia y su resistencia contra el Imperio Romano en el 154 a.C. tuvo mucho de culpa. Roma tuvo que dar prioridad al nombramiento de Quinto Fulvio Nobilior como cónsul a principios de enero para poder hacer frente a esta batalla, lo que le permitiría preparar la campaña en enero con tiempo de organizarla y ponerla en marcha en Marzo. La idea funcionó y a partir de ese momento, los cónsules empezaron a adquirir su cargo a principios de enero. Las estrategias de guerra ganaron el protagonismo en el Imperio frente a las fechas de siembra y el 1 de Enero quedó marcado como primer día del año.

4. ¿El calendario siempre tuvo 365 días?

El calendario de Numa Pompilio tenía doce meses pero sólo 355 días y un calendario lunar desfasado con el curso estacional por lo que se optó por añadir algunos meses denominados mercedonios, o intercalares. La cuenta no era sencilla, cada dos o 3 años se añadía un mes intercalar, o mes número 13. Transcurridos 20 años se ajustaba todo de nuevo y vuelta a empezar. Es el año calendario. Es una corrección en el conteo del año solar juliano, porque en 1582 unos astrónomos descubrieron un desfase paulatino de tiempo en el calendario juliano. Después de una larga investigación, concluyeron que un año duraba aproximadamente 365,2425 días solares, es decir 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos. También se determinó que los años seculares podían ser bisiestos, sólo si eran divisibles entre 400.

5. ¿Cómo surgió la organización en estaciones anuales?

El primer calendario romano según la tradición, fue creado por Rómulo, fundador de Roma y su mayor problema es que al tener solo 304 días, nunca terminaba de coincidir con el ciclo natural de las estaciones.

No fue hasta el año 46 a.C. cuando el emperador Julio César se propuso cambiar el número de días ayudado por el astrónomo griego Sosígenes, a quien encomendó la misión de solucionar el desfase de fechas con las estaciones e intentar hacerlo coincidir con la mayor exactitud que fuera posible. Según las conclusiones a las que llegó tras el estudio del ciclo solar, el año solar tenía un ciclo de 365 días y 6 horas. Esto suponía que habría que añadir más cantidad de días a cada uno de los meses. Hasta ese momento, cada mes tenía solo 29 días y a partir de sus cálculos de Sosígenes, los meses pares pasaron a tener 30 días y los impares 31. Esto daba 366 días, por eso le quitaron uno a febrero que quedó de 29.

6. ¿De dónde surgen los años bisiestos?

Como Sosígenes, descubrió que cada año no tenía una cantidad exacta de días sino que duraba  365 días y 6 horas, para corregir el desfase concluyeron que la mejor solución era que cada cuatro años se añadiría un día a febrero.

Pero te sorprenderá saber que no se trataba simplemente de añadir un día al final de ese mes sino de una fórmula de intercalado. Es decir, se añadía un día entre el quinto y el sexto antes de las calendas. Por tanto, el día extra estaría situado entre los días que hoy son el 23 y el 24 de febrero. Este día adicional fue llamado bis sextus dies ante calendas martias, o sea, “segundo día sexto antes de las calendas de marzo”. ¿Te explicas ahora por qué hay años bisiestos y por qué se llama así? Al año que contenía ese día se llamó por eso bissextus (bisiesto). Febrero quedó pues con 28 días y con 29 los años bisiestos que hoy todos conocemos.

7. ¿Por qué pasamos del calendario juliano al calendario gregoriano?

El calendario juliano, llamado así en honor a los grandes cambios introducidos por Julio César en base a los cálculos del astrónomo Sosígenes, fue el predominante en el mundo romano, en la mayor parte de Europa e incluso en las colonias europeas de América. Sin embargo, su vigencia tocó su fin en 1582, cuando el Papa Gregorio XIII instauró el calendario gregoriano.

En un principio, el papa Gregorio XIII promulgó el uso del calendario en los territorios católicos por medio de la bula Inter Gravissimas y más tarde fue extendiéndose al resto de territorios. Para su creación crearon una Comisión del Calendario en la que participaron Clavio, astrónomo  y matemático jesuita e incluso ell mismo Galileo Galilei.

¿Y por qué el Papa decidió cambiarlo? Además de ajustar el calendario solar, el calendario gregoriano se implantó por motivos no sólo de respeto a los tiempos de siembra sino a las celebraciones cristianas ya que querían acabar con desfase que había con la Pascua o Domingo de Resurreción ya que esta era fiesta central del cristianismo). En el Concilio de Nicea (año 325) se determinó que la Pascua debía conmemorarse el domingo siguiente al plenilunio (luna llena) posterior al equinoccio de primavera del hemisferio norte y como aquel año 325 el equinoccio había ocurrido el día 21 de marzo. Sin embargo, con el paso del tiempo la fecha del acontecimiento se había ido adelantando año tras año, siglo tras siglo, hasta el punto de que en 1582 el desfase era de 10 días y equinoccio se fechó el 11 de marzo por lo que debían descifrar qué estaba provocando el desfase.

¿Qué error descubrieron? La cifra aportada por el astrónomo griego Sosígenes era de 365 días y 6 horas pero los astrónomos de la época descubrieron que la cifra correcta era de 365,242189, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Puede parecer un desfase muy pequeño pero a lo largo de los siglos la distancia entre el calendario natural solar y el calendario juliano había crecido tanto que era muy evidente el desfase y poco práctica su utilización. Gracias descubrir los motivos del desfase, se pudo perfeccionar el calendario juliano y crear el nuevo calendario gregoriano cambiando la regla general del bisiesto cada cuatro años excepto los años múltiplos de 100. ¿Complicado? Pues lo es aún más ya que a esta excepción se le suma otra excepción ya que no serían los múltiplos de 100 exceptuando los múltiplos de 400, que sí serían bisiestos.

8. ¿El calendario gregoriano por fin es exacto?

Lo más exacto que han podido establecer pero sigue sin ser completamente exacto, pero casi. Cada año se desajusta tan solo unos 26 segundos por lo que tendría un desfase de un día cada 3300 años. ¿Bastante asumible, verdad? Además de esto, los astrónomos nos recuerdan que los años no mantienen su duración con el paso del tiempo, sino que varían ligeramente. Según sus cálculos matemáticos, cada año disminuye su duración en 1,15 segundos cada siglo y es resultado geográfico y físico de las perturbaciones que sufre la órbita de la Tierra alrededor del Sol, por la acción de los restantes planetas y por el movimiento anómalo del eje de rotación terrestre.

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Ir a la fuente / Author: María Hidalgo

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