La idea era bloquear el sonido. Pero dejar el paso abierto a la luz y al aire. Es decir, se trataba de crear un muro sónico que no aislara completamente del exterior. Y así ha hecho un equipo de investigadores de la Universidad de Boston. El resultado ha sido un material que desafía la lógica.

Los investigadores trabajaron en un diseño de objeto en base a las matemáticas. El propósito declarado era que este elemento fuera capaz de bloquear las ondas del sonido. Pero a la vez no tendría que impedir el bloqueo del aire o la luz. Esta propiedad es importante en sectores como la construcción. La cancelación del ruido no sirve para un uso masivo si además conlleva la opacidad del material. Tampoco resulta en absoluto práctica si no deja pasar el aire, por razones evidentes.

Los investigadores crearon lo que han llamado un metamaterial acústico que sirve de aislante sónico. En base a sus cálculos matemáticos y a las especificaciones que les devolvía el ordenador han creado una estructura capaz de imprimirse en 3D.

Una vez impreso en 3D el material, los investigadores hicieron la prueba real y los resultados excedieron sus expectativas. Colocaron una porción de material en forma de donut al final de un tubo de PVC. Al otro lado pusieron un altavoz. E l sonido, sin embargo, se bloqueaba en un 94%. Los responsables del trabajo afirmaron que la diferencia entre colocar la pieza de su material y no colocarla era radical.

Aplicaciones futuras

El aislante sónico creado en la Universidad de Boston no tiene nada que ver con cualquier tecnología utilizada hasta ahora. Lo cierto es que la cancelación de ruido es un campo que se ha estudiado profusamente en los últimos tiempos. Aunque tal vez el campo que más énfasis haya puesto en su investigación sea la electrónica. Para los auriculares se ha convertido en un requisito preciado.

En este caso, las aplicaciones del aislante sónido serían de tipo más estructural. El bloqueo del sonido se podría utilizar en construcción. Paredes o los elementos de estas, como los ladrillos, podrían complementarse con este material. Así, la cancelación del ruido sería mucho más efectiva de lo que es ahora.

Aparte de su uso en edificios –también en las tejas, por ejemplo– el material podría servir para amortiguar ruidos molestos cotidianos, como el procedente de los sistemas de ventilación. Más aún, también se podrían combatir los nuevos ruidos que se generarán en la sociedad civil en el futuro, como el que harán los drones.

Imágenes: Mimzy, Seth Doyle

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