Dentro del ámbito laboral, en la última década y sobre todo desde el comienzo del siglo XXI, se ha establecido la máxima de que la tecnología sustituirá la mano de obra humana. Este concepto, según los más agoreros, supondrá una grave crisis social y mundial puesto que muchas personas a lo largo y ancho del globo perderán sus puestos de trabajo.

Esta cuestión está en boca de todos, principalmente, porque en los foros económicos mundiales se está tratando el tema, aunque de una manera nada halagüeña. Si bien es cierto que el cambio de paradigma va a suceder, (ya está cambiando) hay dos factores muy importantes a la hora de hablar de la cuestión.

El mercado laboral se va a transformar

La transformación del trabajo, y en consecuencia del mercado laboral, va a propiciar tanto la destrucción de empleos como su creación. Es decir, al igual que la automatización de ciertos sectores va a devenir en el incremento de la digitalización laboral y su posterior reducción de plantilla previa; se están abriendo nuevos campos (sobre todo en el ámbito tecnológico) donde la demanda de trabajadores, y ya es un hecho, es muy amplia.

Algunos de estos trabajos de nuevo cuño son por ejemplo: data scientist, profesión más atractiva del siglo XXI según la revista Harvard Business Review, expertos en UX designer (especialista en experiencia de usuario), expertos en servicios en Cloud (la nube), business analyst (que busca en los datos soluciones típicas basadas en datos históricos de la empresa en cuestión), especialistas en ciberseguridad (según el International Data Group, se necesitarán seis millones de especialistas de este tipo en 2019), desarrollador de soluciones Big Data, etc.

Por lo tanto, podemos delimitar, que pese a la pérdida de empleos, se crearán nuevos. Consumando así un nuevo paradigma laboral. Una especie de nueva revolución industrial en pleno siglo XXI.

La trastienda del nuevo mercado laboral

Como todo en estos campos, siempre hay factores con ciertos claroscuros que dificultan el asentamiento de este tipo de propuestas. En este caso son los requisitos requeridos en este nuevo paradigma tecnológico.

La mayor parte de los nuevos trabajos surgidos a raíz de la tecnología exigen un nivel que únicamente se puede adquirir con estudios superiores, siendo incluso las propias carreras innecesarias para llegar a ello. En este sentido, todo aquel que no pueda permitirse estudios de máster, posgrado o doctorado se verá relegado en la nueva ola laboral.

Con ello, además de potenciar el nuevo mercado, las instituciones, tanto privadas como públicas tendrán que poner de su parte para que nadie se quede fuera de esta nueva revolución industrial.

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