El diseño de Gaia es redondo. Un círculo con una superficie de 20 metros cuadrados preparada para que ella habite una persona. El espacio no se caracteriza por su amplitud, pero no deja de ser una casa. Sobre todo porque su coste lo compensa. Solo cuesta unos 1.000 dólares levantar una vivienda de este tipo.

La compañía WASP es la inventora de este diseño y de la impresora 3D que lo hace posible. La casa se imprime en una mezcla de barro, paja procedente del arroz y cáscara del arroz. Son materiales baratos y abundantes. Desde la empresa señalan que esta mezcla de ingredientes le da al mismo tiempo fuerza y flexibilidad a la estructura.

La vivienda se tarda en levantar unos diez días. Evidentemente hay partes que no están impresas en 3D. El techo, por ejemplo, es de madera , mientras que el interior tendrá que ser adecuadamente amueblado. Para esto último también se necesitarán más de diez días.

La impresora 3D se nutre de esta pasta elaborada por WASP e imprime los cimientos y la pared circular de la casa desde una grúa especialmente diseñada para la máquina. La compañía evalúa en estos momentos las posibilidades de entrar en el sector de la construcción de esta forma.

La impresión 3D como un hito en el sector de la construcción

Habitualmente la impresión 3D ha sido más útil para el sector industrial, de prototipado. Sin embargo, la tecnología tiene múltiples aplicaciones que aún no se han adoptado ampliamente. Su uso en el sector de la construcción podría suponer un gran avance en la reducción de costes. Desde hace años ya se habla de cómo las casas impresas en 3D podrían ayudar a mejorar la habitabilidad en el mundo.

Y hay varios ejemplos de diseños low cost que encajan en esta filosofía. El de Gaia es uno de ellos, pero no está solo. La empresa originaria de Moscú Apis Cor tiene una propuesta de vivienda, también redonda, preparada para soportar bajas temperaturas. Sus impresoras 3D pueden levantar la edificación, de 38 metros cuadrados, en solo 24 horas.

El coste de la casa de Apis Cor es de algo más de 10.000 dólares, un precio superior al de Gaia, aunque aún se podría considerar low cost. No ocurre lo mismo con la propuesta de PassivDom, una compañía procedente de Ucrania. Su impresora 3D trabaja rápido, eso no se puede dejar de reconocer. En solo ocho horas es capaz de levantar una casa de 38 metros cuadrados. Pero el precio al que PassivDom ofrece sus servicios se multiplica. Su modelo, de 38 metros cuadrados, ya se ofrece en el mercado a partir de 64.000 dólares.

En cualquier caso, se trata de iniciativas que ponen de relieve la viabilidad de la impresión 3D como revulsivo del sector de la construcción.

Imágenes: Louis Reed,

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