La señalética es la especialidad del diseño gráfico que sintetiza pensamientos e instrucciones en formas llenas de color –o no-, pero siempre llenas de arte. Y como el arte no es una disciplina de una sola persona, cabe destacar que el diseño gráfico de las señales se ve complementado por profesionales de la arquitectura y de la cartografía. ¿Qué necesita una señal para ser correcta? Ante todo, eficacia. Y para conseguirlo, sus creadores tienen que pensar en la capacidad de atracción para que quien la vea pueda entenderla en cuestión de milésimas de segundos. Por ello, la claridad y la precisión son las dos características fundamentales que hacen que una señal sea eficaz.
El objetivo de las señales es que el mensaje se capte rápido y sin interferencias
El lenguaje visual que acompaña a las señales pasa casi desapercibido si está bien empleado. El diseñador David Vanden-Eynden, que publicó en 2015 el libro Signage and Wayfinding Design: A Complete Guide to Creating Environmental Graphic Design Systems afirma: “Hospitales, aeropuertos, estadios, centros comerciales, estaciones de trenes, centros de convenciones, aparcamientos… Son entornos complejos y cada día lo son más. Por eso, la señalización y la orientación están recibiendo más atención del público en general a pesar de todo. El mundo se ha vuelto más pequeño debido a los viajes e Internet y, por eso, ha aumentado la conciencia de la señalización, o la falta de ella, y la necesidad de mejorarla”. Es habitual que las señales estén en lugares donde la claridad es esencial, por ello la tipografía y la longitud del mensaje han de estar perfectamente medidos.
Si nos paramos a pensar en lo que implica la señalética no seríamos conscientes de la principal barrera a la que se enfrenta: la cultura. Este lenguaje gráfico no es tan universal como puede parecer. Por ejemplo, en el metro de Bangkok, la capital tailandesa, hay un pictograma que sirve para ceder el asiento a los monjes budistas, que al turista occidental le cuesta entender. Un paso más allá, en Nueva Zelanda, la señal que advierte en la carretera de posibles cruces de animales tiene a un kiwi como protagonista. Sin embargo, sí hay un área en el que los países decidieron ponerse de acuerdo: el tráfico. Para ello, tuvo lugar la Convención sobre Señalización Vial de Viena de 1968, a través de la cual 69 países firmaron homogeneidad en este tipo de indicaciones. Porque si algo tiene claro esta parte del diseño gráfico es que debe primar la sencillez y la concisión para poder simplificarnos la vida.
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Ir a la fuente / Author: Beatriz Iznaola
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