Todos lo hemos hecho y muchos lo siguen haciendo: enfocar primero y reencuadrar después. Sin embargo, esta práctica nos llevará inevitablemente a obtener fotografías desenfocadas, sobre todo si estamos trabajando con profundidades de campo bastante escasas. ¿No sabes por qué? En el artículo de hoy lo vamos a ver claramente con croquis y ejemplos, para que no solo evites enfocar y reencuadrar sino que lo evites sabiendo las razones por las que no hay que hacerlo. El Autoenfoque de Nuestra Cámara Ya te hablamos hace un tiempo sobre los diferentes tipos de enfoque automático que tiene nuestra cámara. Además de los diferentes sistemas técnicos que usa cada cámara para enfocar correctamente, también suelen tener diferentes modos, que podremos ir cambiando dependiendo de la situación, como por ejemplo: AF de zona automática: La cámara detecta automáticamente el centro de interés y selecciona el punto de enfoque más cercano. AF de zona dinámica: El usuario elige manualmente el punto de enfoque, pero la cámara enfoca basándose en la información obtenida de los puntos de enfoque circundantes si el sujeto abandona brevemente el punto seleccionado. Útil con sujetos en movimiento. AF de punto único: El usuario selecciona el punto de enfoque y la cámara enfoca únicamente el sujeto del punto de enfoque seleccionado. Útil con sujetos estáticos. Por norma general, las cámaras vienen configuradas por defecto en el primer modo: la cámara analiza la escena y es ella misma la que decide qué punto debe enfocar. Sin embargo este modo de enfoque puede fallar a menudo, sobre todo si la zona que queremos enfocar del encuadre no está situada al centro o no destaca especialmente. Es en estos casos sobre todo, cuando después de que la cámara haya elegido mal …
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Ir a la fuente / Author: Noemí León
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