Feminismo y Stonewall: la historia olvidada que no debemos ocultar

Feminismo y Stonewall: la historia olvidada que no debemos ocultar 1

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Stonewall despertó nuestro orgullo

El segundo capítulo de Sense8 nos deja la frase que, posiblemente, mejor representa a los fans de la serie: I am Also a We. Da nombre al capítulo y forma parte del mítico discurso que la hacktivista Nomi Marks escribe en su blog antes de la Marcha del Orgullo LGBT+. Cada vez que lo leemos se vuelve más inspirador:

“Durante mucho tiempo tuve miedo de ser quien soy, porque mis padres me enseñaron que había algo malo en ser alguien como yo. Algo ofensivo. Algo que deberías evitar, algo incluso por lo que tal vez deberías sentir lástima. Algo que nunca podría ser amado. Mi mamá, ella es devota de Santo Tomás de Aquino. Ella le llama pecado al orgullo. Santo Tomás vio al orgullo como el rey de los siete pecados capitales. Ella lo vio como la última puerta de salida al pecado que te convertiría rápidamente en una adicta al pecado. Pero odiar no es un pecado en esa lista. Ni tampoco la vergüenza. Tenía miedo de este desfile porque deseaba demasiado ser parte de él. Así que hoy estoy marchando por esa parte de mí que tenía tanto miedo a marchar. Y por todas las personas que no pueden marchar. Las personas que viven vidas como la que yo vivía. Hoy, marcho para recordar que no sólo soy un yo. También soy un nosotros. Y marchamos con orgullo. Así que jódete, Aquino”.

El día del Orgullo, también es un día de duelo

Ya en el primer episodio, Sense8 nos mostraba una visión empoderadora y a su vez crítica del Día del Orgullo LGBT+. Antes de comenzar una obra de teatro benéfica, un amigo comenta con Nomi Marks las inquietudes que le suscita este día.

Si para ella representa un punto de inflexión personal, de autoafirmación y reconocimiento público, las palabras de su amigo nos recuerdan los orígenes del movimiento y, sobre todo, lo dura que fue la década de los 80 con la irrupción devastadora del SIDA. Este es el revelador diálogo que mantuvieron:

– De hecho, estoy un poco nervioso.- ¿Por qué?
– Bueno, es algo deprimente.

– ¿Y eso?
– Es el día del orgullo. La gente quiere sentirse bien. Yo no. En los 80, el día del orgullo era una marcha fúnebre. Quiero recordarlo. Quiero conectarme con ello. Quiero mostrarle a la gente cómo se hicieron posibles mi vida y todo esto gracias a aquellas vidas y muertes.

Marsha P. Johnson protesta por el trato sanitario a homosexuales y personas sin hogar / Colección digital de la Biblioteca Pública de Nueva York

¿Qué sucedió en Stonewall?

La noche del viernes 27 de junio al 28 de junio de 1969, en el pub Stonewall Inn situado en el neoyorquino Greenwich Village, se encendió la llama del Orgullo que hoy sigue viva en nuestros corazones. Era por aquella época uno de los pocos lugares LGTB+ en los que las personas que no encajaban en la “norma” podían expresar quienes eran en un momento de inimaginable persecución y hostigamiento hacia los homosexuales y transexuales. Las redadas de la brigada policial, llamada literalmente Escuadrón de la Moral (Moral Squad), capitaneada por el inspector Seymour Pine, eran habituales en ese local. Pero aquella noche fue diferente: era la gota de humillación que colmaba un vaso lleno de dolor.

Durante las décadas de 1950 y 1960, los gais y las lesbianas estadounidenses debían enfrentarse a un sistema legal mucho más hostil con los homosexuales que el existente en muchos de los países al este del telón de acero. La castración, la terapia emética, la hipnosis, la terapia de electrochoque y las lobotomías eran los medios usados por los psiquiatras para intentar “curar” a los homosexuales. Todos los estados del país, a excepción de Illinois, penalizaban el sexo homosexual consentido entre adultos (incluso en el ámbito privado). Para que os hagáis una idea: en 1961, un hombre adulto podía ser acusado de “crimen” por mantener sexo con otro adulto del mismo sexo de manera consensuada en la privacidad de su casa y podía imponérsele desde una multa ligera a penas de prisión que podían llegar a la cadena perpetua.

A pesar de toda la hostilidad recibida, los primeros grupos homófilos fomentaron una cultura de no confrontación entre homosexuales y heterosexuales en su afán por demostrar que las personas homosexuales podían insertarse en la sociedad. Sin embargo, en los últimos años de la década de 1960, el ambiente en las calles se volvió más reaccionario debido a la confluencia de distintas reivindicaciones sociales como fueron el movimiento afroamericano pro derechos civiles (1955-1968), la contracultura de los 60 y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam.

Este clima beligerante, junto al ambiente liberal de Greenwich Village, influyó en el desencadenamiento de los disturbios de Stonewall. Esa noche estalló un colectivo al que ya no se le podía someter a más presión. Había más manifestantes que agentes y, aunque salieron obedientemente, una vez en la calle, nadie subió al camión. Según cuentan las crónicas locales, la famosa piedra que inició la respuesta la lanzó una transexual negra apodada Miss Major Grriffin-Grace y el primer puñetazo a un policía lo soltó una lesbiana llamada Sormé DeLaverie (apodada la Rosa Park de la Comunidad Gay).

La noche acabó en una batalla campal, pero a raíz del levantamiento se organizaron nuevos grupos que repartieron panfletos y escribieron cartas a la prensa exigiendo justicia. Finalmente, en el aniversario de los disturbios, organizaron la marcha: se haría el 28 de junio de 1970, a plena luz del de día, subiendo por la Sexta Avenida desde Christopher St. hasta Central Park. El ambiente de la marcha fue festivo, sin violencia, y consiguió atraer a una multitud que nadie se esperaba. Nacía el Día del Orgullo y su emblemático desfile.

De los disturbios de Stonewall Inn a las marchas festivas en todo el mundo

Estos disturbios son identificados como la primera  gran ocasión en la historia de Estados Unidos en la que la comunidad luchó contra un sistema que perseguía a los homosexuales. Son generalmente reconocidos como el catalizador del movimiento moderno pro derechos LGBT+ en Estados Unidos y en todo el mundo. Los disturbios de Stonewall se propagaron como un reguero de pólvora, inaugurando una nueva época en la que, ya sin posibilidad de retorno, se acuñaron los términos gay power (poder gay) y gay pride (orgullo, dignidad gay) como emblema y conciencia de grupo entre los homosexuales de todo el mundo. Si hoy día aún es necesario encontrar el valor para hacer pública tu orientación sexual, imaginad el miedo, la presión, el acoso y la vergüenza a la que fue sometida esta comunidad; pero, también, el valor y sacrificio que entregaron al movimiento para que nuestro presente, hoy, sea mejor del que ellos tuvieron.
* ¿Has participado ya en algún desfile del Orgullo LGTB+? ¿Qué es lo que te hizo participar o no participar en él? ¿Cómo fue tu experiencia?  ¿Qué opinas de este día?

Escribe aquí tu opinión para que los próximos lectores de este libro puedan contar también con tu opinión. También puede ser muy revelador volver a leerlo dentro de unos años y explorar si tu opinión sobre este día ha cambiado.

Cuando la marginación nace de la propia comunidad LGBT+

Sense8 desde su visión más autocrítica: cuando la marginación nace de la propia comunidad LGBT+

Stonewall Inn no representaba a toda la comunidad, sino que era, precisamente, un refugio para los colectivos más excluidos de la comunidad LGBT+: trans, jóvenes “con pluma”, gays exconvictos, personas racializadas, drag queens, prostitutos, personas sin hogar… Un abanico de disidentes sexuales frecuentemente ignorados, pero que jugaron un papel decisivo en nuestra historia.

Street Transvestite Action Revolutionaries

Dos de las personas que protagonizaron los disturbios fueron Marsha y Sylvia. Ambas, buenas amigas, ejercían el trabajo sexual en la calle y juntas fundaron posteriormente STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries) con el objetivo de prestar apoyo a las personas LGBT+ más excluidas y a las mujeres trans sin hogar. Su discurso era un dardo cargado de crítica contra la comunidad LGTB+, a la que Sylvia llamó “un club blanco de clase media”. Desde su posición disidente, ambas consideraron siempre que el movimiento estaba dejando atrás a aquellas personas que no se ajustaban a la norma de lo que la sociedad consideraba mínimamente aceptable.

Los más marginados dentro del grupo homosexual —afeminados, travestidos, marimachos— fueron quienes tuvieron el coraje de luchar para crear un cambio social definitivo. A los jóvenes de aspecto masculino los dejaban ir, y se llevaban siempre un camión cargado de travestis que no oponían resistencia.

Tras los disturbios de Stonewall se formaron grupos en favor de los derechos LGBT en cada ciudad importante estadounidense y en Canadá, Australia y Europa Occidental. Sin embargo, obstáculos tales como la raza, la clase, la ideología y el género se impusieron en los años posteriores a los disturbios. Un ejemplo fue la manifestación de Stonewall en 1973, cuando, momentos después de que Barbara Gittings alabase la diversidad de los asistentes, la activista feminista Jean O’Leary rechazó lo que percibió como burlas hacia las mujeres por parte de los travestis y drag queens que había en el lugar. Esta marginación entre colectivos también fue reflejada sutil, pero magistralmente, por los guionistas de Sense8 el primer episodio de la serie:

  • Espera, te conozco. Eres la trans que tiene un blog sobre política. No estoy de acuerdo con lo que dijiste sobre rechazar a Gays y Lesbianas.
  • Venga, calma. Es una fiesta.
  • Hemos peleado duro para que se nos reconozca.
  • Solo pensaba que hacer distinciones era separarnos.
  • Y una mierda. Otro tío ocupando el poco espacio que nos queda a las mujeres.
  • Sam, vuelve a decirle algo más a mi novia y colonizaré tu cara con mi puño.
  • ¿Sí?
  • Me voy.
  • Oh, por favor. Es una zorra bocazas de Berkeley. Oye, ¡No… Nomi! ¡Espera! Cariño, ¿qué pasa? Tú nunca lloras por cosas como esa.
  • No estoy llorando por su culpa.
  • ¿Pues por qué?
  • Lloro porque nunca nadie me había defendido antes.
  • Aquel día supe que siempre te querría.

Comunidad mainstream gay y lesbiana

Discriminación que forma parte de nuestro pasado reciente, ya que incluso en 2001 aún se había avanzado muy poco en cuanto a la visibilidad del colectivo transexual dentro del propio movimiento gay. Así lo expresaba, ese mismo año, la activista trans Sylvia Rivera en el centro comunitario de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero de Nueva York:

“Integración, normalidad, ser normal. Entiendo cuánto les gusta a todos encajar en esa comunidad mainstream gay y lesbiana. Veo que volvemos al llamado armario liberado porque nosotros, los miembros de esta comunidad dominante, deseamos casarnos, deseamos este estatus. Eso es todo perfecto. Pero te estás olvidando de tu propia identidad. No creo que tenga que encajar en ese armario de la sociedad normal y a la que se dirige la corriente principal homosexual […] La comunidad trans ha permitido que la comunidad gay y lesbiana hable por nosotros y censuren la tendencia habitual de justificar la consecución de derechos solo para algunos como un avance, mientras otros se quedan atrás. ‘Déjanos llegar y luego os ayudaremos a obtener el vuestro’, si lo escucho una vez más creo que saltaré del Empire State”.

‘Déjanos llegar y luego os ayudaremos a obtener el vuestro’, si lo escucho una vez más creo que saltaré del Empire State”

Sylvia Rivera de Street Transvestite Action Revolutionaries

Si quieres saber más, puedes encontrar uno de sus discursos públicos este vídeo en Youtube y otras plataformas con el nombre de Sylvia Rivera- Y’all better quiet down. También te recomendamos leer el artículo El origen del Orgullo tiene nombre de mujer trans, drag queen, racializada y prostituta de la periodista Marta Borraz en eldiario.es y también narrada en el libro sobre Sense8: Amor Vincit Omnia

Sin embargo, 2018 pudo ser un año definitivo de inflexión, catarsis e integración plena de todos los colectivos, que tome por fin como protagonista la lucha común que les une más allá de su identidad u orientación particular. Uno de los movimientos más reivindicativos que ha surgido en países como España es el del Orgullo Crítico, que reivindica la no mercantilización y la repolitización del Orgullo LGBT+.

Este movimiento incluye, además, reivindicaciones transversales como una fuerte crítica a algunas cuestiones que rodean a este día como el capitalismo rosa, la gentrificación, la homonormatividad o el homonacionalismo. Entre sus reivindicaciones se encuentra también la recuperación del 28 de junio como fecha clave para recordar el espíritu combativo de Stonewall, pensando en un Orgullo como protesta o revuelta, por lo que desde hace unos años realizan una manifestación alternativa desde una perspectiva anticapitalista, transfeminista, antirracista y anticapacitista. Su lema en 2018 fue “Orgullo es transgresión”.

Feminismo y LTBI+ ¿unidos o separados?

Aunque es cierto que ambos movimientos han ido siempre de la mano porque los derechos LGTB surgen de los cuestionamientos que hace el movimiento feminista sobre la sociedad patriarcal, algunas expertas señalan que actualmente, las únicas reivindicaciones del movimiento feminista que se han logrado al 100% están relacionadas con el colectivo LGTB: el matrimonio gay y la aceptación de la homosexualidad.

‘El resto de luchas feministas, como la despenalización del aborto, el acceso universal a los anticonceptivos o la igualdad salarial han caído en saco roto’, cuenta Pineda, actualmente vicepresidenta de la Fundación 26 de diciembre que, entre otros proyectos, trabaja para construir una residencia para ancianos LGTB.

En esta tesis coincide también la expresidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), Beatriz Gimeno, que aunque reconoce que los enemigos del feminismo y la homofobia son los mismos, destaca que los derechos de los homosexuales avanzan, mientras que los de las mujeres están retrocediendo. ‘Por ejemplo, en Costa Rica, el mismo día en que se aprobó la despenalización de la homosexualidad, se prohibió también el aborto. Y en España vamos por el mismo camino’, denuncia.

Pero es que este año puede llegar a ser otro gran momento histórico hacia los derechos, ya que está dedicado a la celebración de la “liberación trans”. Por fin, las banderas arcoíris que representan el orgullo LGBT+ se ondearon junto a la la bandera del orgullo transexual. Por fin, el colectivo ha entendido que de nada sirve llegar si no llegamos todos. Por fin entendimos lo que significa realmente “I am also a we”.

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Ir a la fuente / Author: María Hidalgo

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