Fue Henry Ford quien inventó la producción en cadena, su principal éxito para dominar la industria del motor en la primera mitad del siglo XX. Y ahora es la compañía que dejó en herencia quien ha dado el salto hacia los exoesqueletos.

La compañía probó los primeros exoesqueletos en las fábricas en noviembre de 2017. Unos meses más tarde ha decidido hacer un despliegue más amplio, más allá de la prueba. Introducirá 75 estructuras de este tipo próximamente, distribuidas en 15 plantas.

Algunos de los trabajadores de estas 15 fábricas podrán embutirse los exoesqueletos y operar con ellos ciertas tareas. El principal beneficio de estas estructuras es una asistencia pasiva. Nada de robotización de momento. La tecnología apoya al brazo del individuo para aguantar entre 2 y 7 kilos de peso aproximadamente. Funciona de forma más efectiva cuanto más hacia arriba tiene el brazo el operario.

En estos trabajos dentro de las fábricas a veces las tareas son repetitivas. Aunque los robots se han hecho cargo de una buena parte de estos procesos otros quedan aún bajo la responsabilidad de personas. Aquí es donde pueden ayudar los exoesqueletos para hacer más fácil la vida a aquellos trabajadores que soporten peso repetidamente.

Otro camino para los exoesqueletos

La tecnología de los exoesqueletos tiene tintes extraños para la sociedad. Su aparatosidad dificulta su aceptación. Sin embargo, tienen la capacidad de hacer la vida mucho más fácil a algunas personas. Y es que, las aplicaciones más sonadas de estas estructuras semi-robóticas tienen que ver con la asistencia y la medicina.

Son muchos los proyectos que trabajan con exoesqueletos para mejorar la movilidad de personas con impedimentos para desplazarse. Algunos han tenido cierto éxito a la hora de construir una estructura que permita a individuos con parálisis de cintura para abajo dar algunos pasos.

El propio CSIC ha llegado a diseñar un exoesqueleto infantil adaptado para combatir la atrofia muscular espinal. Esta enfermedad rara, que causa una pérdida progresiva de fuerza muscular, impide andar o siquiera mantenerse de pie. Con ayuda de la estructura es posible que los niños puedan estar de pie y caminar.

También se han diseñado exoesqueletos para evitar caídas y mantener el equilibrio. En definitiva, se trata de una tecnología cuya aplicación asistencial se ha explorado de forma importante. Pero es posible que tenga cabida dentro del mundo industrial. Ford ha dado el primer paso para que estas estructuras se conviertan en un ingrediente más de las fábricas.

Imágenes: Ford

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