Reducir la llamada “huella de carbono personal” es posible gracias a la gran variedad de medios de transporte respetuosos con el medioambiente. Este concepto hace referencia a la marca que deja cada persona en su entorno a través de sus acciones cotidianas. El transporte que se utiliza es una de las principales actividades que puede contribuir a aumentar esta huella. Así es, ha llegado el momento de ponerse manos a la obra y disminuir nuestro impacto negativo.

Se acabó el monopolio del vehículo privado para ir a trabajar, de compras o a hacer una visita a la familia. La oferta de vehículos sostenibles cada vez es más amplia. Desde patinetes eléctricos de todos los colores y tamaños hasta los coches con conductor como Uber o Cabify. Si vives en una ciudad más o menos grande te será posible acceder a varias de estas alternativas sin ningún problema. Todos ellos tienen en común que utilizan la nube, el geo-posicionamiento y el IoT (internet de las cosas). Por lo que nos lo ponen muy fácil para potenciar la movilidad sostenible.

Aunque el cambio climático sea uno de los problemas más nombrados, no debemos olvidar la contaminación acústica, entre otros.

Más allá de las nuevas formas de transporte sostenible, organizaciones como Greenpeace aportan otras ideas como caminar o coger más la bici, siempre que sea posible. Ninguno de los dos tiene rival en lo que a contaminación se refiere. Además, ambas actividades son opciones sencillas y baratas de cuidarse. Asimismo, estos medios de transporte son ideales tanto para desplazamientos cotidianos como para hacer turismo. Ya que permiten llegar hasta los lugares más recónditos de las ciudades sin tráfico y de forma gratuita.

Efectivamente, utilizar la bicicleta en distancias cortas es algo muy positivo para el entorno en el que vivimos, pero, ¿qué ocurre cuando el viaje que tenemso que hacer es largo? En este caso, lo más recomendable es utilizar siempre el tren, a no ser que te veas en la obligación de cruzar el charco, pues se trata del medio con menos impacto ambiental y, sin duda, es mejor opción frente al avión. Actualmente, gracias al AVE se tarda menos en llegar a Barcelona en tren que por aire. De este modo, es posible evitar el desplazamiento hasta el aeropuerto, las grandes esperas en las puertas de embarque y, sobre todo, ayudamos a disminuir nuestra huella negativa en el medioambiente.

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