La Unión Europea financia un proyecto destinado a emplear drones en el control de fronteras. Se llama Roborder y su objetivo es poner a patrullar a enjambres de drones. No solo eso. Estas aeronaves también podrían coordinarse con flotas de otros vehículos autónomos. Barcos, submarinos y vehículos terrestres completarían la iniciativa.

El objetivo sería combinar la automatización de la robótica con inteligencia artificial. No es algo nuevo. De hecho, gran parte de los vehículos autónomos que surgen ahora se basan en esta tecnología. Concretamente en los drones, la introducción de la inteligencia artificial ha sido notoria y también necesaria.

Las aeronaves no tripuladas han comenzado por pilotarse de forma remota. Pero el paso inmediatamente posterior es que sean autónomas. Algunas ya tienen la tecnología para serlo, aunque no en todos los sitios hay un marco legislativo propicio para su despliegue. A nivel técnico estos drones pueden, por ejemplo, moverse para entregar paquetes desde una furgoneta al destinatario y retornar. Es el ejemplo más clásico, pero algo parecido se puede aplicar al control de fronteras.

El sistema Roborder estaría diseñado para que un par de drones patrullaran un área determinada. Si encuentran algo extraño se acercan. Si detectan una persona, tratan de distinguir si esta tiene derecho a estar ahí o hace algo ilegal. En este último caso envían un aviso al centro de control más cercano.

La vigilancia con drones

El proyecto Roborder es un ejemplo de cómo los drones se podrán utilizar en todo tipo de tareas de vigilancia en el futuro. Esta es una de las aplicaciones más idóneas para estas aeronaves en su versión autónoma. Se trata de dejar en manos de sistemas automáticos lo que antes implicaba tener a personal humano vigilando de forma rutinaria.

El uso de enjambres de drones, una técnica que se ha perfeccionado durante los últimos años, permite el movimiento de un alto número de drones de forma coordinada. Esto sirve solo cuando las aeronaves se encuentran en el mismo lugar, pero los conocimientos extraídos de esta técnica también son útiles cuando se trata de programar la actividad de una flota dispersa.

El proyecto tiene fines no militares, aunque se refiere al control de fronteras. Aun así está por ver cómo se desarrolla. En todo caso, cabe recordar que todas las herramientas que implican inteligencia artificial deberían estar sujetas a unos principios éticos. La propia Comisión Europea publicó hace unos meses un documento que detallaba cómo deben diseñarse estos sistemas.

Imágenes: Miguel Ángel Hernández, Saffu

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