¿Está ganando China la guerra contra la contaminación atmosférica? Según un estudio realizado por la Universidad de Chicago, se calcula que las partículas finas del aire se han reducido hasta en un 32% entre el 2013 y el 2017. Ahora, desde China, y con un nuevo proyecto, buscan mejorar la calidad de vida de los habitantes en la provincia de Xian, una de las más contaminadas del país. Consiste en una purificadora de 60 metros de altura que tiene como objetivo principal limpiar el aire.

La chimenea de concreto reposa sobre una estructura abierta con techo de vidrio. El sistema está inspirado en plantas de energía renovable que generan electricidad a partir del calor solar. Su proceso es el siguiente: la radiación solar calienta el aire y hace que éste suba hasta la base de la torre, después el aire pasa a través de filtros industriales que le permiten a la chimenea inflarse e inyectar aire limpio. Sus diseñadores afirman que este sistema podría reducir, de manera significativa, la contaminación tanto en zonas urbanas como en otros lugares de la ciudad.

Se eligió un pico de contaminación invernal para realizar la primera prueba. Ésta se llevó a cabo durante dos semanas, el pasado mes de enero. En un área de 10 kilómetros se instalaron 10 estaciones de monitoreo que midieron el material particulado por debajo de 2.5 micrómetros de diámetro. En ese momento se registró una disminución del 19% de las concentraciones de sustancias nocivas.

Cao Junji, líder del proyecto y químico del Laboratorio Clave de Química y Física de Aerosoles de la Academia China de Ciencias en Xian, asegura que los resultados son bastante prometedores. Además, otros reputados químicos, han comentado sobre lo innovador y beneficioso que es este proyecto. Donald Wuebbles, científico atmosférico de la Universidad de Illinois en Urbana- Champaing, quien solo ha escuchado sobre la purificadora afirma que “es ciertamente una idea muy interesante”.

Un reto más

Ahora, no contento con el proyecto que lidera, Cao ha presentado una propuesta para instalar otra torre de 300 metros en Xian, al igual que en otras ciudades como Pekín, Hebei y Henan. También diseñó una torre de 500 metros y muchas otras distribuidas en centros urbanos. “La influencia de un sistema es pequeña. Necesitamos sistemas múltiples para poder lograr una reducción significativa de la concentración de la contaminación del aire”.

Renaud de Richter, ingeniero químico de la Ecole Nationale Supérieure de Chimie de Montpellier, quien ha trabajado en torres de energía solar afirmó que “este es un prototipo muy bien diseñado y bien hecho”. Además cree que este puede ser el inicio para que inversores apoyen otras aplicaciones basadas en el flujo de aire con chimeneas y energía solar, una tecnología llamada corriente ascendente solar.

Una controvertida iniciativa

Aunque hay muchos expertos que apoyan la iniciativa, existen profesionales como Naeil Donahue, que estudia partículas atmosféricas de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania, que dice que extraer una gran cantidad de aire a través de filtros no ayudará a solucionar el problema. Su preocupación va más allá, pues cree que el daño ambiental causado por la construcción de estas estructuras puede terminar siendo más perjudicial para el medio ambiente. “Convertir la misma cantidad de energía en electricidad limpia, o no emitir la contaminación en primer lugar, podría lograr el mismo objetivo de reducir la contaminación”, advierte.

También queda la incógnita sobre la calidad del aire, pues hay precursores de partículas como el dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno que son perjudiciales para la salud humana. China, no es el único que lucha contra este mal: países de todo el mundo buscan formas de mitigar el daño ya ocasionado y luchan por concientizar a generaciones futuras sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. China parece que tiene la llave, y la intención, pero el mal es, sin duda, global.

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