Las expectativas para este lanzamiento eran grandes. Casi tanto como lo es el Falcon Heavy de SpaceX. Esta monstruosidad técnica no es otra cosa que tres cohetes Falcon ensamblados y preparados para sincronizar su empuje.

Todo estaba listo en Cabo Cañaveral (Florida) para la operación. En la misma plataforma del Kennedy Space Center desde donde se lanzó la misión Apollo 11, que llevaría al primer ser humano a pisar la Luna. Todo concuerda con el estilo megalómano de Elon Musk, fundador de SpaceX, y para quien los proyectos empresariales se confunden con ambiciones personales.
El lanzamiento estaba previsto para la una y media (hora local) pero se ha retrasado más de dos horas. Al final el viento ha dado una tregua y la operación se ha puesto en marcha. Todo ha salido según lo planeado en el despegue. El Falcon Heavy ha encendido sus 27 motores para propulsarse sobrecogedoramente hacia el cielo.

A la altura prevista los dos Falcon laterales se han desprendido del central. Estos solo tenían la misión de dar más empuje al conjunto en una primera fase. Una vez cumplida su misión se han soltado y han hecho lo que hacen normalmente estos cohetes: regresar. Y los espectadores congregados en Cabo Cañaveral han disfrutado de la impresionante imagen de ver a dos cohetes posarse sobre la plataforma de despegue. Habían vuelto a casa.

El Falcon central, por su parte, ha continuado impulsado la cápsula donde va la carga. Pero llegado un punto también ha abandonado el viaje. Su objetivo era retornar a la superficie terrestre aterrizando en una plataforma marina. Aunque las primeras noticias no aclaran si el cohete lo ha conseguido.

En cuanto a la cápsula, su carga no era otra cosa que un Tesla Roadster, concretamente el de Elon Musk. El superdeportivo que la firma de coches eléctricos de Elon Musk presentó hace unos meses. El automóvil no pasa de ser un elemento promocional. Pero lo cierto es que dentro había otra carga más interesante. El “conductor” era un maniquí con un traje espacial diseñado por SpaceX. La compañía podrá practicar ciertas mediciones para saber cómo se comporta su diseño en el espacio.

Lo verdaderamente interesante del Falcon Heavy es su capacidad de carga. Aunque ahora el cohete solo se ha llenado con un Tesla Roadster, puede llevar al espacio hasta 64 toneladas. Casi triplica la capacidad de carga del Delta IV Heavy, fabricado por ULA, hasta ahora el cohete más grande.

Además, el lanzamiento de un Falcon Heavy es mucho más barato que el del cohete de ULA. Con lo que Musk tiene ante sí una herramienta para abaratar los viajes al espacio y generar importantes beneficios para su compañía. Aunque la intención última es allanar el camino hacia Marte. Y es que el que se ha convertido en el cohete más potente del mundo puede llevar cierta capacidad de carga al Planeta Rojo.

Esto cuadra con los planes de Musk, que ha hablado en repetidas ocasiones de llevar personas a Marte. Aunque el Falcon Heavy va más allá: también podría lanzar carga hasta Plutón.

Imágenes: SpaceX

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