Las baterías de Tesla se caracterizan habitualmente por su durabilidad respecto a las de otros fabricantes. No cabe duda de que la compañía cuenta con una tecnología más sofisticada, así como con la contribución de un fabricante experto en este terreno: Panasonic. A esto hay que sumar que sus vehículos incorporan un precio superior, por lo general, lo que permite aumentar los costes de la batería.

Pese a todo, no es suficiente. La autonomía de los coches de Tesla está por encima de lo habitual en el mercado, al igual que la cantidad de kilómetros que se pueden recorrer con ellas antes de que se aprecie el desgaste. Pero sigue siendo necesario reemplazarla a los diez años, o a un cierto número de kilómetros.

El objetivo de Tesla es que los kilómetros no sean la frontera. Elon Musk, en la presentación de resultados de la compañía, anunció que ya están trabjando en una batería que dure un millón de millas (1,6 millones de kilómetros). Esto va mucho más allá de la vida útil que un motor tradicional, de gasolina o diésel. Y es que, uno de los escollos que veían los partidarios del motor tradicional, frente a los coches eléctricos, era el cambio de batería a los diez años.

Las baterías de Tesla actuales duran menos. La del Model 3, por ejemplo, está entre los 480.000 y los 800.000 kilómetros, según la compañía. Nada mal, teniendo en cuenta la media de kilómetros que se suele hacer con un vehículo. Y es que, Tesla optimiza al máximo el diseño y la producción de este componente.

Una superbatería

Sin embargo, uno de los anuncios recientes de Musk ha sido su plan para que cuando los Tesla sean completamente autónomos se puedan convertir en taxis que funcionen por sí solos. No necesitarían un conductor, de manera que los propietarios de uno de estos vehículos sacarían provecho a su coche cuando no lo utilizaran.

Esta idea futurista tiene sus límites en el kilometraje, claro. Lograr una batería con 1,6 millones de kilómetros de aguante haría más fácil este plan. Aunque en realidad las baterías de Tesla, y las del resto de fabricantes de automoción, tienen otros límites más acuciantes.

Ni siquiera un taxista hace tantos kilómetros sin cambiar de coche normalmente. El problema a nivel de cliente individual no es ese sino el tiempo. Las baterías se desgastan y pierden autonomía –pese a las proezas que se pueden lograr al principio– por dos motivos principales: el calor y el tiempo.

Tesla se ha asegurado de que sus coches cuenten con ventilación para este componente fundamental. Pero no tiene forma de evitar que el tiempo pase y, con ello, desgaste la batería. Al menos de momento.

Imágenes: Tesla

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